Hay expresiones que suelen ser muy gráficas entre quienes las comparten. En este sentido, pido disculpas a  quienes desconocen esta expresión. “Ponerse las pilas” es un recurso lingüístico coloquial que significa ejecutar o afrontar una tarea  con dedicación y diligencia. Un llamado a la acción.

 

Vemos en estos días, y no sólo en nuestro país (Argentina), una fuerte demanda de los ciudadanos por que las cosas cambien, que mejoren, muy sintéticamente desean vivir mejor. ¿Quién no?

Podríamos acordar, campana de Gauss mediante, que el 80% de nosotros entiende esta demanda por: tener servicios razonables y equiparables a los impuestos que pagamos; justicia ecuánime, imparcial y rápida; educación de calidad; un nivel de seguridad aceptable; desarrollo y previsibilidad económica a mediano plazo, entre otras.

 

 

Ahora bien. Quizás sería más efectivo que este 80% tenga un fuerte protagonismo como actor del cambio, además de reclamarlo (lo que está muy bien); es decir haciendo cosas todos los día en esa dirección del cambio que desean, en su casa, con su familia, amigos, en sus estudios, en cada interacción incluso la laboral.

 

En forma paralela, los gobiernos (incluyendo aquí los tres poderes en el caso de Argentina), son quienes deberían generar condiciones para apoyar, profundizar, encauzar, sostener dicho cambio en el largo plazo.

Y finalmente los actores sociales tales como sindicatos, empresarios, etc.

 

Si hasta aquí tenemos algún grado de acuerdo,  la pregunta siguiente sería: ¿cuál es la razón del título y por qué el llamado a los empresarios para ponernos las pilas?

Los empresarios debemos ser conscientes que transformamos lo que tocamos (figurativamente o no): materiales, dinero, información, conocimiento y personas. Y créanme que en general somos inconscientes de esto.

 

Las organizaciones suelen en general formar a las personas mucho más rápido que cualquier actividad académica. Para bien o para mal, una organización influye y transmite valores, comportamientos solidarios, compromiso, iniciativa, apego a las normas; o puede influir exactamente en el sentido contrario.

Por lo tanto, si los empresarios definiéramos que nuestras organizaciones debieran ser un espacio para que las personas que lo deseen se desarrollen en la medida de sus posibilidades, más temprano que tarde, esto se verá reflejado en la sociedad y además, en los resultados en cada una de nuestras empresas.

Categorías: BLOG