Desde hace tiempo venimos reconociendo señales en la naturaleza.

Campesinos del Rin en Basilea vaticinan cómo serán los inviernos si son o no invadidos por insectos. En  Kreuzlingen  saben que el retorno prematuro o no de las cigüeñas blancas define cómo será el invierno. Antes de desatarse el mal tiempo, las golondrinas y los murciélagos vuelan más bajo que de costumbre; y así hay muchos más ejemplos.

 

Parece ser que los humanos aprendimos y tomamos muy en serio las señales de la naturaleza, tomando decisiones y acciones en consecuencia con ellas.

 

Pero ¿qué acciones o decisiones tomamos con las señales que percibimos respecto a cómo están funcionando las cosas en nuestro negocio, en la empresa en la que trabajamos o en el país en que vivimos?

 

Tiendo a pensar que en general nos comportamos haciendo esfuerzos por desconocer las señales. Nos decimos: “venderé más”,  “me darán la promoción” o “el país mejorará”, aunque no tengamos evidencia en ninguno de los casos. ¿Será que tendemos a convencernos sin mucho fundamento?, ¿Será que validar la señal y corregir el resultado significa un esfuerzo al que no estamos dispuestos?  ¿Será que evitamos tomar decisiones difíciles?

Finalmente ¿Por qué será?

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