No pretendo un planteo técnico, físico, o representar un proceso o un flujograma.

Por el contrario, me interesa plantear una equivalencia entre la Energía y las Comunicaciones que sirva para que reflexionemos juntos.

Cuando fallamos en la escucha o en qué comunicamos, por qué medios, cuándo y cómo elegimos hacerlo, el estilo y a quiénes elegimos para transmitirlo, para mí equivale a una fuga de energía (como una olla a presión sin tapa), y por ende tiene un efecto negativo en el costo: malgastar energía.

 

 

Es como estar constantemente en nuestro auto con el pie en el acelerador y en el freno simultáneamente; o como si agregáramos constantemente agua fría a la pava cuando estamos preparándonos un mate.

 

Aunque casi todo puede transformarse en un indicador económico (y éste mal gasto también), no hay peor costo que dañar la confianza, la credibilidad, y sobre todo el costo en tiempo y dinero que puede requerir solucionar un error en las comunicaciones.

 

Quizá sea mi sensibilidad, pero hoy en día detecto mucha fuga de energía. En las organizaciones de todo tipo y origen, en la relaciones ocasionales que se dan en la vida cotidiana y sobre todo en los medios de comunicación masivo.

¿Qué creen?

Categorías: BLOG